Opinión | 'Micho', un pequeño parche para un gran descosido

¿Estaba tomada la decisión de fichar a Demichelis antes de caer ante la Real? ¿Ha intentado el club desviar la atención ante el aluvión de críticas por el planteamiento del choque de este lunes? Son muchas las preguntas y muy pocas las respuestas. Y se equivoca quien piense que la llegada del argentino, por muy bien que lo termine haciendo, debe desviar la atención del problema que el equipo planteó ante los donostiarras.

Porque el Málaga carece de actitud, de espíritu y confirmó el lunes que tampoco cuenta con una idea clara de fútbol. El efecto revulsivo con la llegada de Romero no se ha producido, al menos de momento, y su continuidad como entrenador podría depender de lo que pase este fin de semana en el Bernabéu y a la vuelta en Pamplona ante Osasuna. Porque el Málaga no debiera alargar más la agonía en caso de que la situación deportiva no se enmiende.

El lunes vimos un equipo inoperante, con un nivel físico insuficiente y actitud inadecuada de algunos futbolistas sobre el césped. Además, salta a la vista el estado de Peñaranda, que aunque dispuso de sus primeros minutos no parece el relevo, ni mucho menos la persona que vaya a sacar las castañas del fuego. Y podríamos seguir.

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