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Tristemente, esta es la realidad de nuestro Baloncesto


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Cuando comienza una temporada, desde hace un quinquenio, en la Liga ACB, la pregunta que nos hacemos todos los aficionados al baloncesto, no es quién disputará la final de la liga o la copa, si no quien será el tercero o cuarto de la competición.

Las finales son un secreto a voces, Madrid-Barcelona o Barcelona-Madrid. Es como si de antemano supiéramos que numero saldrá en la Once, la Lotería Nacional o la Primitiva, obviamente todos los compraríamos y cuando se acabaran las series del “gordo” iríamos por los premios menores.

En la ACB pasa exactamente lo mismo, la única incógnita es quien tendrá el factor campo en la competición.

Los mayores presupuestos son, una vez más, los de los equipos “futboleros”; mientras más bajes en la clasificación, el abismo presupuestario es mayor, con los terceros cuartos o quintos el triple o cuádruple como mínimo, de ahí hacia abajo, la diferencia se aumenta exponencialmente, mientras más desciendes en la tabla, llegando al diez por ciento (diez o más en la zona más baja). Esto es solo en lo económico. En lo deportivo, lógicamente, las plantillas y las calidades de las mismas, son directamente proporcionales a lo que inviertes en ellas, o creen que la plantilla de Fuenlabrada es igual de competitiva, que la del Real Madrid. ¿Compiten en igualdad de condiciones?

Si fuera poco la diferencia de los clubes de fútbol sobre los puramente de baloncesto, añádanle es arbitraje sibilino, al que nos tienen acostumbrados en la ACB. Normalmente juegan con seis, siete u ocho en cancha, Son los que los mantienen a base de tiros libres, en los momentos peores en anotación de los grandes; las faltas no señaladas que permiten endurecer las defensas de los fuertes y desquiciar a los más débiles; los pasos, las zonas y sobre todo el distinto rasero empleado para juzgar acciones, según sea la zona de uno u otro equipo.

Este panorama lo ha ido diseñando el señor Portela, desde hace décadas, con la anuencia de los otros 18 equipos de baloncesto de la ACB. Comprados con unos ingresos menguantes cada temporada, para que los clubes subsistan mala y dependientemente. TVE hace y deshace a su capricho, para los cuatro euros que da.

Lo peor es que cada temporada, las diferencias son mayores, pues los buenos jugadores, acaban en el Barcelona o Madrid, lógicamente, los más poderosos económicamente. Los Doelman, Tomic, Abrines, Pleiss, Oleson, Nachbar, Rudy, Carrol, Ayon, Bourousis o Mejri, ¿Dónde van a acabar? En los que tienen mayor presupuesto. Mientras, Obradoiro, Valencia, Unicaja o Las Palmas contemplan como, sus efímeras figuras, se marchan a otros equipos, a cambio de unas cantidades, con las que les cierran las bocas.

Los culpables, es fácil señalarlos, el silencio cómplice de los equipos de baloncesto, a cambio de un puñado de monedas.

Mientras tanto a la gallina de los huevos de oro, ya la están preparando para la pepitoria, porque en un momento a TVE, le molestó que hiciera sombra a sus Barça-Madrid, eso que tanto gusta a los madrileños y madridistas y culés o barceloneses y a algún que otro de provincias que no valora lo que tiene en su tierra y ante sus narices.

Señores y clubes que forman parte de la Liga ACB, o ponen píe en pared o se les termina, antes o después, el negocio. Cuatro años, casi un lustro, que todas las finales de Liga, Copa y Supercopa en la ACB es la “misma”, nos le parece un poco cansino, limiten presupuesto, reestructuren o hagan algo, pero así, el futuro de la ACB, ahora con un presidente ex futbolero, los llevara al mismo abismo por donde se despeñaron antes balonmano, balón volea y tantos deportes que se pusieron en manos de los futboleros.

Claro que más sangrante es aun la corrupción “deportiva” de nuestra Federación Española. Solo está pendiente de la foto con las Selecciones ganadoras en cada categoría y de hacer caja, su obsesión.

Verán ustedes, este año deportivamente hablando, ha sido con diferencia el mejor del baloncesto masculino en la provincia de Málaga. Con unos cánones económicos y alguna aportación económica privada (Ley de Mecenazgo, YA), podríamos haber sacado la próxima temporada un equipo en cada categoría “profesional” de nuestras competiciones masculinas de baloncesto. ACB, LEB Oro, LEB Plata, Liga EBA y Primera Nacional junto al BSR. Pues bien, lo conseguido deportivamente, es “caca de la vaca” económicamente. Fianzas estratosféricas, avales increíbles para esas categorías, para lo que ofrecen las competiciones, simplemente para hacer caja, o dar trabajo al amiguete o amiguetes de la misma cuerda de turno. O para jugar en pistas de cemento tercermundistas, propias de los años sesenta.

Al final ACB y BSR con muchísimo esfuerzo y pagándoles mal y tarde; la Liga EBA y la Primera Nacional y nos olvidamos de las LEB, pues a la cantera de Unicaja, solo le interesan para entretener a sus jugadores de cantera, antes de descartarlos o mandarlos a otros equipos cedidos., eso sí, que lo pague otro.

Por desgracia a empresarios Mecenas del Deporte, como Manuel Rincón Granados, lo exprimen, lo aburren, como antes a otros y al final cambian de deporte o se dedican a guardar ese dinero que pueden invertir en deporte en sus cuentas o mejor aún, en sus empresas.

Ésta en gruesos trazos es la realidad de nuestro baloncesto, del baloncesto de aquí, de Málaga.

Qué triste que lo ganado sobre el parque, nuevamente lo perdamos por culpa de “maldito parné”.

Feliz verano a todos y a finales de septiembre o primeros de octubre volvemos con nuestras crónicas, ya sabiendo definitivamente donde estamos y donde no.

Tomás Antonio Medina Fernández

Basquetman58


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